Cuando salgo a la calle, oigo pláticas que en su mayoría aun no entiendo, compro lo necesario, lo conocido, si voy sola voy callada y atenta a lo que sucede a mi alrededor, si voy con mi esposo voy tomada de su mano, preguntando, observando.
Pronto entraré a estudiar la lengua francesa, y al practicar el idioma las cosas se facilitan más, pero mi vida en éste país sólo me hace recordar que desde hace mucho tiempo ya soy una extranjera, ansiosa y deseosa de llegar a su Ciudadanía Celestial.
Y encuentro similitudes que vivo a la par: Una Mexicana que vive por ahora en Tierras Europeas y, por otro lado, Una Ciudadana Celestial que espera a su Señor en una Tierra Carnal...
No hay contratos, estamos solo de paso. (2 Ti. 2:4)Es una morada temporal, en busca de la propia, de la prometida. (Jn. 14:2)Es un vocabulario que desconocemos y que no hablamos. (Col. 4:6)Ansiamos el regreso a nuestra amada Patria. (He. 11:14) (2 Co. 5:2)
Somos diferentes a los “ciudadanos” a veces les parecemos locos o desubicados. (1 Co. 1:23)
Necesitamos un Manual o Guía con la que nos ubicamos y orientamos cuando sentimos que estamos perdidos. (Sal. 119:105) (2Ti. 3:16)
Encontramos y agradecemos la presencia de uno que otro “compatriota” que te tiende la mano y te acompaña en el peregrinaje. (1Co. 16:17) (Fil. 1:7)
Así que sea que siga en tierras lejanas, o regrese a mi país, sigo esperando a Aquel cuyas promesas son eternas y fieles, que me llevará a vivir con él por la eternidad, mientras yo lucharé atendiendo al consejo del Apóstol Pablo:
Y tú... ¿te sientes "como en casa"?