Quizá no escriba sino hasta después de ese día tan esperado, hoy me he tomado unos minutos para no dejar este blog abandonado, pero seguramente tendré mil cosas que contar, con un corazón rebosante de felicidad, gracias a todos los que hacen estos momentos mágicos y que son más que un sueño hecho realidad, es un sueño construído por manos divinas, que superan mi imaginación y expectativas.
Ayer nos preguntaron: cuando ya esten casados, ¿escribiran en un mismo blog?; una pregunta que no me había hecho y para la cual no tuve una respuesta inmediata, lo único que sé hoy es que la historia de Eduardo y la mía, se escriben ahora en un mismo capítulo y con una redacción tan sublime y hermosa, que ningún mortal podría superar, ni siquiera igualar.
¡Gracias a Dios por su don inefable, que ha permitido que nuestra vida e historia de amor tenga un verdadero sentido!