Sin darme cuenta, para verlo, ahora tengo que voltear ¡hacia arriba! calza 3 centímetros más que yo (aunque no es algo difícil) y al detenerme por un momento digo: ¡esperen! ¿Dónde está mi "niño"? no es que me sienta vieja (como algunos suelen pensar ¡en plena juventud! jaja, si apenas voy a casarme) pero a veces la vida corre tan rápidamente y pensamos que las personas y las circunstancias siguen siendo las mismas, cuando el ritmo de vida que ahora llevamos, amerita que hagamos cambios, que fijemos prioridades, que nos movamos más rápido.
Pero es en el ajetreo diario donde en muchas ocasiones perdemos de vista que la Biblia hace una clara advertencia en relación al tiempo, sabemos que es como niebla que en un momento está y en otro ya no, que es como una flor que se marchita, y no nos detenemos a pensar en cómo aprovechamos nuestra vida, nuestras fuerzas, nuestro vigor. Hasta que tristemente comprobamos que el cuerpo físico se desgasta y ya no podemos hacer lo mismo que antes.
Vivamos de tal modo que al recordar el pasado, confirmemos que nuestro espíritu se vivifica día a día y no haya cabida para expresiones cómo: ¡Por qué no hice...! ¡Por qué no le dije....! ¡Por qué...!¡Por qué...! Y ¡Por qué...!
Mi hermano me ha ayudado a recordar que el día del Señor se acerca y de que mi vida avanza, pero junto a mí va alguien que no cambia, que en todo momento de mi vida será el mejor amigo, y que me ayudará a recordar que mi vida tiene un propósito especial... ¡sí! ¡Es Jesús!
2 comentarios:
¡Felicidades a tu hermano! Gracias por compartir.
Atrasaditas las felicitaciones para tu hermano, pero aquí van para él: ¡Felicidades!
Nos seguimos leyendo.
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