18 octubre, 2009

En Reparación...


Hace unos días, mi hermana y yo le pegamos al carro de papá, ¡si! él no estaba en la ciudad y eso hizo que nos sintiéramos mucho más mal, no por lo material (aunque sí sabemos que ha sido fruto del esfuerzo de papá) pero sí por que de alguna manera eramos responsables en casa durante ese fín de semana.

La buena noticia es que el carro tiene seguro, así que al otro día un joven vino a la casa a hacer el recuento del daño y al otro día por la mañana vino una grúa a llevarse la camioneta, al parecer en un par de meses regrese como nueva, pero me pregunto lo que pasa cuando lo que dañamos no son objetos, que en su mayoría pueden ser restaurados, sino corazones que quedan marcados, lastimados y que quizá con el tiempo van olvidando pero que no vuelven a ser los mismos.

Me pregunto cuántas veces han salido palabras de mis labios que han herido a alguien, o en qué ocasiones mi actitud o comportamiento ha puesto en evidencia a alguien, o ha provocado un disgusto, una burla, un mal comentario.

Dentro de algunas semanas veré de nuevo nuestra camioneta en casa y quizá parezca como nueva, pero no creo que pueda ver un corazón lastimado sin marcas de un error, sin una cicatriz que lo acompaña diariamente y que recuerda de alguna manera lo sucedido.

Me parece que debo ser cuidadosa para hablar, pues el Señor nos ha dotado de 2 oídos para que seamos más prestos a oir y sólo una boca para que seamos más cuidadosos al hablar.

Recuerda siempre que las palabras no se las lleva el viento como muchos suelen decir, y que puede ser más dolorosa una palabra dicha con ira, que un golpe en la mejilla, no hay un taller para restaurar corazones, el amor de Dios debe manifestarse en nuestro hablar y nuestro caminar por esta vida, y al vernos en un espejo, debemos contemplar la Gloria del Señor.

1 comentarios:

Isa dijo...

¡Precioso post,Denisse! Lo que dices es muy cierto. Cuántas veces, nosotras mismas estamos heridas por la imprudencia de alguna boca, o herimos a alguien por ser así.
Muy fácil la solución, pero bien difícil llevarla a cabo, que caminando con el Señor, no debiera serlo. Ojalá podamos vernos en el Regional Femenil en Orizaba centro.
(Si me ves...¡please, háblame! ¡Soy muy despistada! ¡ayyyyy!)
Besitos.

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