Debo decir que en estos días, me he sentido muy afortunada de que el Señor me permita vivir momentos importantes de mi vida, especiales, y ¡emocionantes de verdad!
Es difícil que transcurra el día sin que me detenga a pensar en lo pronto que va pasando el tiempo y en lo poco que falta ya para que Eduardo y yo, ¡empecemos una vida juntos!
Y me pareció que vale la pena ocupar este espacio para comentar lo que va sucediendo, quizá algunos no nos conozcan, pero de alguna manera, quiero ocupar y dedicar algunas líneas para platicarles... porque lo que está por venir es, como ya lo dije en el título, "El momento que un día soñé" y a veces parece eso, ¡un sueño! pero ahora es una realidad que estoy viviendo y disfrutando, y ¡vaya que lo disfruto!, en algunas semanas ( 7 para ser exactos) mi futuro esposo, mi prometido por ahora, podrá estar aqui unos días, y entonces mi disfrute y gozo, ¡será aun mayor!, porque podremos realizar juntos ¡más preparativos para ese día tan especial!
Y quiero, antes de poder empezar a escribir acerca de este hermoso proceso llamado "boda", compartirles mi gratitud por su amistad, por su amor, por los momentos de alegrías que hemos pasado algunos de ustedes y yo a través de estos años, pero más gracias son dadas a nuestro Dios, porque Él es el autor de esta Historia, quien ha llevado el control de cada situación para que hoy, estemos viviendo ésta alegría. Y también Él es la razón para tomar este gran paso, porque nos espera una vida de servicio, una vida de compromiso con Él, una vida completamente sujeta a su voluntad.
Dejo abierto el inicio de una pequeña reseña... que después podré leer con mucha alegría y gratitud...
El fruto del Espíritu Santo: “Benignidad”
Hace 2 semanas
0 comentarios:
Publicar un comentario